El domingo 11 de Julio del 2010 partimos con Fer a Bariloche y a Villa La Angostura. Llegamos a Bariloche luego de un viaje “agotador” de 25 hs por Flechabus. Excelente la comodidad y la atención de su camarera… correctas las comidas… pero nos quedamos sin gasoil ¡!! Increíble…
Pero no quiero detenerme en esa anécdota “cansadora” y vayamos al momento donde nos empezamos a acercar a Bariloche… ya luego de Piedra del águila, el camino comienza a embellecerse, y pasamos de un paisaje desértico a tonalidades marrones, amarillas y verdes oscuras con elevaciones cada vez más pronunciadas. Empieza a aparecer esporádicamente la nieve… o la huella de su paso.
A lo lejos, las montañas asoman nevadas y el grandioso Lanín se destaca en altura y presencia.
Bello bello Bariloche, pero ya demasiado habitado para mi gusto. Nos recibe con un cielo despejado, cerros nevados, sol luminoso… y mucho frío!!! Así lo había ansiado, así estuvo.
Desde la terminal tomamos un taxi hasta la hostería “Costas del Nahuel” (Bustillo al 900), la contraté por Internet… y como suele pasarme (debido al esmero que pongo) hice una EXTRAORDINARIA ELECCIÓN. Cálida, acogedora, de medianas dimensiones (sólo con 13 habitaciones) habita a orillas del Nahuel Huapi, con playita propia y piscina.
La habitación 15, que nos toca en suerte, goza de una vista panorámica preciosa.
Laura, quien nos recibe es sumamente agradable (como toda la gente que trabaja allí). Ella ya nos reservó la excursión a Puerto Blest para el día siguiente y en ese momento, a nuestro pedido, nos reserva una mesa para el té en el hotel “Llao Llao” (qué nivel)
Nos abrigamos y partimos hacia el centro cívico y sus alrededores.
Nos detenemos a almorzar en un lugar amplio junto al lago. Resulta ser la pista de patinaje sobre hielo, allí degustamos unos combos baratos con hamburguesas, fritas y gaseosa.
A la tarde nos tomamos el colectivo urbano de la línea 20 que recorre toda la costa del Nahuel por la Av. Bustillo. Allí pasamos frente a innumerables complejos de cabañas, bungalows, apart-hotel, etc. Divisamos las playas, la Bonita y la Serena. Luego el cerro Campanario, la península San Pedro, Puerto Pañuelo y concluimos en la puerta del Llao Llao. A medida que hemos ido subiendo, los lugares aparecen más nevados.
Frente del hotel Llao Llao
Vista sobre el lago Moreno
En el Llao llao el servicio de té completo sale $104. Decidimos ser sobrios y pedir a la carta unos chocolates calientes y unas porciones de minitortas riquísimas.
Luego recorremos este hotel histórico, por fuera y por dentro. Por fuera, se eleva entre los lagos Huapi y Moreno, en un entorno de maravilla. Por dentro, construido en el año 1938, sorprende con su majestuosidad y su lujo sobrio. En el año 1939 se incendia y vuelve a reabrirse en 1940. Luego se mantuvo cerrado desde el año 1979. Hace unos años, en 1993, se reabrió manteniendo su esencia. Todo es atractivo y…caro. Lamentablemente más accesible a extranjeros que a argentinos.
Hace 23 años que conocí Bariloche, hace desde esa época que espero regresar. Y uno de los sueños de mi mamá (tenía muchos, y varios más importantes) era entrar en el Llao Llao. Sueño sobre el que trabajamos cuando ya transitaba su agonía… en su honor hice el recorrido por el hotel…
A la vuelta volvemos en el colectivo ($6 el tramo del centro al Llao llao).
Esa noche cena rápida en el restaurante del hotel Islas Malvinas que queda cerquita de la hostería. Rico y a buen precio. Y a dormir porque estamos muuuy cansados… y felices.
Primer día feliz en Bariloche... nieve, sol... y nosotros
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