El sábado 15 de Enero amanece dudoso, pero apostamos a que salga el sol. Es entonces cuando decidimos viajar hacia El Bolsón Y hacia Lago Puelo (este último ya en provincia de Chubut) Lamentablemente nuestro pálpito no ocurrió, y a cada minuto, mientras recorremos los 130 km desde Bariloche hacia el destino elegido… el día irá empeorando. Y si bien pasamos lugares de ensueño como los lagos Gutierrez, Mascardi y Guillelmo, y curvas, y más curvas en una excelente ruta pavimentada, no podemos apreciarlos en su esplendor.
Lloverá ya llegando a El Bolsón y sólo podremos optar por almorzar algo en Lago Puelo, en un mediodía muy destemplado, donde a partir de allí nos acompañará la lluvia, y más, y mucho más al regresar. Ni ganas de recorrer el lugar, ni puedo recomendar o no recomendar. Estos son los únicos sitios de los que no hay registros de fotos. La vuelta será un tanto dura entre el tránsito, la lluvia imparable… y tantas curvas. Pero la compañía no decae en ningún momento, ni la algarabía del grupo…
A la tarde, ya en Bariloche, bajo la lluvia, elegiremos conocer el shopping de Bariloche, pequeño y totalmente olvidable. Luego, y mucha mejor opción, la calle Mitre. Por suerte la lluvia para y podemos realizar compras, llegarnos hasta el centro cívico, y luego cenar en “La Marca” (comida rica, precios razonables y un lugar acogedor) Un lugar ideal para compartir la mesa en familia y entre amigos. Habíamos ido en invierno, ya nos había gustado, pero esta vez lo encontramos más luminoso y alegre. Nos vamos a dormir esperando que al día siguiente mejore el clima.
El domingo 16 de enero no pinta demasiado bueno, y la lluvia sigue siendo una amenaza. Queremos ir a una playita a las orillas del Moreno, pero el viento nos vuela en ese sitio.
Entonces nos dirigimos a conocer Colonia Suiza, recorremos la feria (muy linda y variada), probamos las tortas fritas rellenas de jamón y queso (muy ricas), presenciamos cómo preparan el famoso “Curanto” (comida a base de verduras que cocinan bajo tierra)
Pero ese mediodía dudoso nosotros optamos por la riquísima fondeu de queso que tanto nos gusta.
Y luego seguimos visitando los lugares de artesanías y la pequeña capilla.
Fue una visita agradable la de llegarnos hasta Colonia Suiza, a pesar de los cambios climáticos que se fueron sucediendo estando allí. Luego la tarde mejora y ascendemos al cerro Campanario, desde donde se aprecian hermosas vistas del entorno de lagos, montañas y demás bellezas.
Una tarde fría, donde el sol asomó tímido y acompañó en algunos momentos.
Y donde nos detuvimos bastante tiempo contemplando las distintas caras que nos ofrecen los miradores del cerro.
Una más preciosa que la otra.
Y más tarde es cita obligada la merienda en la confitería del Campanario. Oferta variada y precios accesibles. Adentro calorcito, y afuera más frío.
Esa noche cenamos costeletas a la parrilla con ensaladas en la cabaña, desde donde, por momentos, se pudo apreciar la luna casi llena sobre el Nahuel.
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